Os dejo con uno de los poetas que más admiro, por su ímpetu por su agudeza y por la temeridad con que se desgarra en cada verso: hablo de José Ángel Barrueco.
FINGIR EL SUEÑO
leía mucho por las noches
como ahora, como siempre
al oír el portazo de mi padre
tras regresar a casa del trabajo,
cerraba el libro, apagaba la luz y fingía el sueño
unos minutos después sentía
el movimiento de la manija de la puerta
una mano giraba el pomo:
despacio
muy despacio
en silencio casi absoluto
abría un ojo y notaba la luz filtrándose
en el cuarto desde el exterior
en la rendija entre la puerta y la jamba
asomaba su cara como una aparición fantasmagórica
¿estás dormido?
pero yo no contestaba
fingía un sueño profundo
aguantaba la respiración
alguna vez respondí,
y eso supuso varias horas
de monólogo o, lo que era peor,
alguna bronca, algún desahogo
sobre su trabajo, su madre o la mía
y los disgustos que le daban
en la distancia,
ahora veo que
no hay nada
tan triste en la noche
como un hijo fingiendo
su sueño para no hablar con su padre.
caminando por Donosti
una mañana desapacible
me pregunto
cómo será morir
de un tiro en la nuca
en una calle vacía
y mojada por la lluvia
de una ciudad del país vasco
me pregunto
cómo será morir
de un tiro en la nuca
en una calle vacía
me pregunto
cómo será morir.
El amor en los sanatorios
José Ángel Barrueco
Canalla Ediciones