UN POEMA SOBRE LA SOMBRA
Yo, que tanta gula en los días he gastado
que tanto traje y tanto paraguas he ceñido
en cada pose, cada día, cada año
me veo ahora parco y romo
en lo cóncavo del embudo
resbalando hacia abajo...
Yo, yo que me creía la tierna voz en el instante
y yo, que no me imaginaba en lo neutro
de la cárdena campiña del ordenador
dentro de sus metálicas fauces me contemplo
dentro de sus metálicas fauces me contemplo
colgado
ahora sin
memoria, sin presencia y sin rumbo
que postergar para más temprano.
Yo, lo enfermo, lo sidoso, lo apestado
de mi mundo de cosas materiales
pendiendo de una delicada crin de caballo
sobre la impertérrita sombra de la tarde.
sobre la impertérrita sombra de la tarde.