sábado, 16 de abril de 2011

La poesía de ANA PÉREZ CAÑAMARES



HERENCIA

Las poetas suicidas me llaman.
Yo no las escucho.

Come fruta, me digo,
vigila los deberes de tu hija
recuerda la fecha en que vivimos
repasa tu nómina
no olvides la cita del ginecólogo.
A veces hago caso a la madre muerta que enterré en mí.
Otras me tumbo en las orillas de los ríos que os tragaron
y el sueño me evita
y la oscuridad se adensa a mi alrededor
como una mermelada irrespirable.

Os acercáis, pero yo
no os oigo. Aprieto los dedos sobre los oídos
me agarro a los barrotes que me sostienen.
No sé planchar pero hoy es quince de septiembre
cada tres días llamo a mi padre y le pregunto qué ha comido
aunque confieso que sin ningún sentimiento.

No oigo voces aunque la mía a veces
suena insitente
como la radio que sube por los patios.

No os voy a escuchar.
Quizás estáis calladas
y es sólo esa mezcla de vanidad y homenage que me enagena
lo que hace que os confunda con el silencio.

No importa.
De momento recuerdo dejar mi locura
doblada junto a la ropa
cada vez que me sumerjo en el agua
o en uno de vuestros versos.

La alambrada de mi boca ( Baile del Sol,2009)





EXTRACCIÓN

Lo que se va me alimenta
y lo que viene me lastima hermosamente.
Rodrigo Galarza.


Aprieto la lengua contra el hueco
que el diente ha dejado
y el recuerdo vuelve preciso y cortante
superficial como un muerto enterrado a toda prisa.
Cuando era niña el vacío estaba por llenarse
estaba lleno de lo que no tenía
y esperaba tener.
Una vida propia lejos del colegio
una casa abuhardillada
- ignoraba sus incomodidades-
éxitos, compañía, risas, cuerpos, borracheras.
Ahora el hueco es otra cosa.
Es un vacío conquistado.
Todo aquello a lo que he dicho adiós
liberándome del espaci0 muerto
que abarrotan y manchan las esperanzas
como muebles al aire en un solar.
Este hueco que el diente ha dejado
es un trastero limpio
en el que sólo partículas de luz
campan a sus anchas.




Alfabeto de cicatrices (Baile del Sol, 2010)