Todo el poema
fue tan divertido...
Divertido, hasta que empezó a dar vueltas;
a retorcerse entre las tripas
(supongo que escocía un poco).
Luego, se distorsionaba la imagen,
cada vez menos y menos nítida.
Recuerdo que, entretanto,
tú me sujetabas la cabeza
y que yo no paraba de amenazar
con las arcadas y el "lo veo venir, viene"
hasta que me dijiste, a tu manera,
"ve y saca a pasear a esos fantasmas".
Al cabo de un rato estábamos rodeados
por un espantoso mar de sangre,
y poco después el cubo de la fregona
eliminó cualquier rastro...
y a veces cuento esta historia
cuando me siendo débil, torpe, frustrado...
A veces pasa
que la fregona no recoge
todo el poema.
Publicado en la antología Poesía en los Bares, Groenlandia, 2012