jueves, 12 de noviembre de 2009

UN HECHO HISTÓRICO


Estaban poniendo por las pantallas The Hardest Part, el videoclip hortera de los Coldplay, cuando Kevin y yo éramos zarandeados por los muchachos. Lo que celebrábamos en aquel instante no era otra cosa que el vapuleo con el que habíamos azotado a los mierdecillas del equipo de Larry Bocadulce.
Todo había empezado de la manera más habitual, en los vestuarios del Mogadiscio Stadium, en Mogadiscio, más concretamente Somalia, el 3 de octubre del año 1993, año de Dios sabe qué animal si hablamos en terminología oriental china. Pues bien, Toni, el portero, dijo que Charles había insinuado que por qué no se procedía a mantear a la vieja usanza al entrenador y al fisio del equipo de los Local-Chiliwilis somalíes que no eran otros que yo mismo, el que suscribe, y mi amigo Peter Townsend, que nada tenía que ver con los Who ni mucho menos con los Coldplay, cuyo lider Chris Martin y el batería Will Champion no podían creer que la vieja se contornease de aquella manera e incluso varios de los asistentes como público pagado pensaron hasta el último momento que la vieja iba a desmaterializarse en cualquier pirueta imposible que su espina dorsal no supiera entender del todo.
Tras el manteo, Peter y yo pusimos caras de entender a los chicos y también pusimos caras, muecas, tendentes a que ellos interpretasen que estábamos contentos de sus travesuras; que las entendíamos perfectamente. Pero era mentira.
Peter siguió la broma en los vestuarios y enrolló una toalla blanca y húmeda y le dio un latigazo en el pene al capitán del equipo, Darkproyect con la susodicha toalla. Darkproyect también encajó el golpe con muecas selectas y todos reímos hasta que de tanto reír a mí me dolían las mandíbulas y me llevé las manos a la barbilla para apretar para arriba a ver si así se solucionaba algo el dolor. Recibí una llamada de teléfono desde Estados Unidos de América diciéndome que move, move, move; era mi hermana, la que se había casado con el Coronel Tepes, de operaciones especiales de la U. S. Army. ¿Alquien sabe algo de un ataque? Nadie parecía notar nada. Los Coldplay intentaban parecer jóvenes y frescos, pero lo único que su puesta en escena significaba no era otra cosa que su opulento grado de obsolescencia y falsedad. Y esas gafas de Chris. Por favor, no más gafas así.
Al rato empezó todo aquel tiroteo, el ruido de los helicópteros, las granadas, los misiles de corto alcance y la algarabía que se montó afuera nos instó a alegrarnos aún más, ya que ninguno de nosotros jamás había visto una guerra tan de cerca. Las toallas húmedas de Quarted y kimi se encontraron contra las de Sony y Twitertoy y los cuatro acabaron desnudos en el suelo y muertos de la risa. Rooby dijo que él también quería estar en pelotas y que estaba haciendo uso de su propio derecho a estarlo si los demás lo estaban. Momento que Martin, el autor de los dos últimos tantos aprovechó para inmovilizarle y cuando lo tenía en el suelo le puso sus rodillas sobre las muñecas de Roovy y Rooby le pegó un mordisco en el pene y todos volvimos a reír mientras estaban cayendo todas aquellas bombas y uno de los helicópteros se desplomaba desde el cielo como un escupitajo que pierde fuelle.
Luego Jake decidió apagar la pantalla y los Coldplay se fueron al carajo, pero a mí particularmente se me quedó clavado el estribillo y estuve todo el rato tarareando the hardest part, the hardest part, hasta que a la entrada del Stadium se me clavó una piedra en la cabeza y Twiterboy dijo que seguramente había sido orbitada por los guerrilleros de Mohamed Farrah, pero yo no le di más importancia.
(TO BE CONTINUED)

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EVENTUALIDADES DEL WEEKEND









martes, 10 de noviembre de 2009

Mi solipsismo








Siembro flores que florecen de color lila tarde sí y tarde no. Aunque las pueda enumerar de memoria, a veces se salen de los margenes de lo tangible y se convierten en deseo. Deseo dejar de hacerlo. Deseo cortar la raíz. Deseo parar de desear, detrás de la máscara con que parece que se adorna todo. Ornamentalmente no tiene sentido. No vale para nada jugar a encontrar un sentido en el jardín ilógico de los "siempreeslomismo" porque ya no calienta el sol; ni siquiera irradia nada que lo apañe un poco. Deseo coger la espátula y raspar. Una a una, eliminar las capas místicas de mi barba; con los años uno envejece; soy joven; lo era. Deseo soldar estambres para luego jugar al martillo. A demolerlo todo. Uno un eslabón a otro porque sé que tarde o temprano dos fuerzas contrapuestas tienden a odiarse. Tengo una severa fijación opcipital por ahí clavada que me dice que arda en cuestión de segundos porque probablemente luego, cuando la saliva se harte de pasar por la garganta, la mayor parte de uno mismo quedará reducida a ascuas, escombros, cenizas sopladas al aire; es decir: nada: mi solipsismo.