
Lo más fácil es desaparecer.
No es que este mundo sea un asco,
es que cuando uno es un asco
siempre tiene la mitad de la pierna
embarrada en el fango
y eso sí que es aburrido
y turbio de desentramar;
frío de poetizar.
Con este alicate corto tramos de alambre.
Ojalá que nunca más sea mi propia red.