viernes, 15 de octubre de 2010

Día Mundial del Lavado de Manos


En el Día Mundial del Lavado de Manos
todos debemos estar orgullosos
y muy compuestos.
Una larga tradición en este sentido
nos va a llevar al éxtasis supino
y millones de manos asépticas
-multiplicado todo ello por dos-
abrirán el grifo de la indiferencia
y volverá
a caer agua.
Las cañerías estarán ahítas
de enfermedad, mientras
-Dios Santo-
los nudos de tantas corbatas
quedarán muy lustrosos
y hasta diría yo, divertidos.
Es un día, éste día
para recordar
todo lo que hemos pasado juntos
Humanidad
compartiendo tantas cosas
en detrimento
de tantas otras.
Es un día festivo.
Para regalarse, y mientras yo...


(A.G.G. Poema inédito)



miércoles, 6 de octubre de 2010

PAPI (SYLVIA PLATH)





PAPI

Por Sylvia Plath


Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.

jueves, 30 de septiembre de 2010

DAVID GONZÁLEZ. EL FLOTADOR.


EL FLOTADOR
Con Willliam S. Burroughs

Agua,
agua de un azul intenso,
y
hojas,
hojas al aire
que se arrastran
como andrajos de tiempo.

Plaza de la Soledad.

Casas de huéspedes
y
restaurantes baratos,
casas de putas
y
fumaderos de opio.

Nueva York.

Una casa desierta.
Una radio en silencio.
Una mesa de Oporto.
Mapas y planos,

y
hojas,
hojas al aire
que se arrastran
como andrajos de tiempo,
y
agua,
agua de un azul intenso.

Hay varias alternativas.

Alguien ha lanzado un flotador
y
ya está
moviéndose.

El poema pertenece a: En las tierras de Goliat. Baile del Sol.2008.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

COMO ULISES EN UNA CACHARRERÍA. NUEVO POEMARIO DEL VOLTIOS


Ha llegado, por fin, el nuevo compuesto poético de mi tocayo Ángel Rodriguez. El título de esta nueva apuesta por la poética es este de aquí: Como Ulises en una cacharrería. El poemario cuenta con un prólogo de Ana Pérez Cañamares y un epílogo del músico y poeta Marwan. Sin duda, Ángel viene muy bien escoltado, además, por Gsus Bonilla y José Naveiras , y es que su poética de la vida lo merece. Esto de aquí abajo es uno de los poemas de este nuevo trabajo del Voltios. Ahí va también el prólogo de Ana P. C. Y subsiguientemente va mi especial abrazo destinado al autor.

tres

no puedo vivir así
ángel

y lo sabíamos
ella y yo

pero como
hago entenderle
que el puto asfalto
es sordo
ante las súplicas




PRÓLOGO DE ANA PÉREZ CAÑAMARES

trato de ponerme

del lado de todos


Por lo que conozco a Ángel no podía haber elegido versos más reveladores para comenzar su poemario. Una de las primeras impresiones cuando se conoce a Ángel es que se trata de un tipo afable y conciliador; al leerle, la primera cualidad que destaca en su mirada es la de ser profundamente compasiva.

Pero la vida, esa profesora cabrona que te enseña a base de palos, se ha encargado ya de hacerle entender algo: es necesario elegir. Una cosa es comprender –ese tratar de ponerse del lado de todos- y otra muy distinta es justificar. Quien justifica todo acaba por ser injusto. No se puede estar con los yonquis y con el cura que los echa de la iglesia; no se puede estar con tu padre y con los que le dieron una paliza y lo tiraron al río. Así que Ángel se ha arriesgado a tomar partido –en realidad lo hizo hace mucho tiempo, aunque él se empeñara en seguir aspirando a la neutralidad-, a ponerse de parte de los débiles, no de forma paternalista ni políticamente correcta, sino huyendo de tópicos e idealismos, haciéndolo a la manera de los auténticos valientes: mostrando, para empezar, su propia debilidad, sus contradicciones, sus egoísmos y cobardías. Y el que esté libre de pecado, por favor, que no escriba poesía.

Ángel -siempre con vocación de minoritario: elegido el último para los partidos de fútbol, vocacionalmente indio en las batallas entre vaqueros y pieles rojas- a pesar de todo ha crecido sin rencores. Podría haber renegado o haberse conformado con su esencia de animal de periferia: pero si eres listo –y alguien que recuerda con detalle, probablemente lo es- lo que harás será apostar fuerte. Y cada superviviente que cuenta su historia es una victoria para los que estamos deseosos de aprender y recordar de su mano.

Hay nostalgia en este viaje, pero no una nostalgia sin condiciones: quizá las mejores meriendas eran las de antes, pero los viejos amigos pueden haberse convertido en perfectos gilipollas. El viaje a Ítaca no es un camino idílico, ni siquiera en sus primeras fases; si se es honesto con los recuerdos, tampoco el regreso a la infancia es un viaje de placer. Ángel se piensa muy bien qué vale la pena guardar en la mochila, para que sea lo menos posible lo que le lastre en el viaje.

Y en este viaje con poca carga, la poesía se desnuda también, sin apenas lirismos ni figuras retóricas. Es en el propio relato cuando los hechos aislados, al sumarse, se convierten en otra cosa, en un discurso con un sentido más profundo. Las anécdotas se van tejiendo hasta convertirse en metáfora que las supera y enriquece. En su poema los indios son indios, pero unos cuantos poemas después, caemos en la cuenta de que los hay que siempre seguirán siendo indios, como siempre habrá alguien que les recalifique la pradera, les extermine los bisontes, los recluya en reservas y encima les acuse de ser diferentes y autoexcluirse. Sobre los pantalones su madre remienda parches fruto de las peleas con los otros críos del barrio, pero los parches se van convirtiendo en cicatrices, unas más visibles que otras, como la que cruza, mira por dónde, el dedo corazón, ese dedo que tiene un bonito nombre, pero que sirve para mandar a tomar por culo a los indeseables. Las pelotas que los chavales mayores mandar recoger a los pequeños son también las pelotas que les faltan a esos aprendices de matones para jugarse la vida o las rodillas. La anécdota se convierte en mucho más, por obra y gracia de las conexiones entre las palabras, entre las historias, y terminan por sobrevolar lo personal para hablar de todos. Y así, cada anécdota acaba siendo un parte de guerra.

Es de esta manera, con estas relaciones entre el poema y algo más, y las de los poemas entre sí, como este libro captura la esencia de la poesía. Porque para mí la poesía es sobre todo la expresión de las ligaduras que unen las cosas de este mundo (y los que quieran pueden hacer una lectura mística de esta idea, aunque no sea necesario irse tan lejos). Por eso, la poesía tiene esta capacidad de salvarnos del vacío: porque lo que hace es lanzar hilos y tejer redes entre los seres, los objetos, las ideas, las emociones. Redes que se convierten en redes de apoyo, de denuncia, de consuelo. La poesía expresa el eco de las voces que se llaman para curarnos de la soledad, para cantar la maravilla y llorar el horror de vivir esta vida bella y terriblemente injusta. Por eso este libro es poesía: porque teje una red que salva del silencio y la invisibilidad a seres vulnerables y asustados. Tiende cuerdas entre recuerdos y reflexiones, entre pasado y presente, entre razones e impulsos, entre los que nos creemos a salvo y los que ya han sido condenados – reivindicados aquí, al convertirse en poema.

Ángel ha optado por no maquillar sus palabras, y hay en su desnudez un punto de crueldad con el lector; para nuestro consuelo, lo equilibra con una sencillez que acompaña sin arrogancias. No se pone por encima de nadie, va al paso con el lector, no se convierte en héroe: el único heroísmo es estar aquí y contarlo todo, hablar del del Chichas y el Binchu que fuimos, de los que se perdieron y lo que perdimos, y recordar que si hoy hemos llegado hasta aquí se debe a las elecciones que tomamos, pero también a los azares que nos favorecieron. Y así será en cualquier camino a Ítaca: seguir decidiendo, seguir exponiéndonos a la suerte.

Y si Ángel no se hace el héroe, algo que hay también que agradecerle es que no se hace el poeta. Hay en este libro una naturalidad que no se imita. No hay afectaciones líricas pero tampoco imposturas de otra índole. El libro está plagado de coloquialismos y tacos, que resultan normales cuando descubrimos que quien habla es un chaval de barrio que se dirige al chaval de barrio que fuimos. Aquí las madres (o la vida) no dan golpes, sino hostias. Las cosas son, o se ponen, feas de cojones. Esto es Aluche, y Leganés, y el Pozo. Esto es el puto mundo real.

Pero en el mundo real, gracias a Ulises y a los dioses, es posible conservar una mirada de niño, que rebusca los tesoros entre la basura: las chapas entre las cabezas de gamba rechupeteadas, la novia que le ruega a uno que aparte su miseria y su insomnio porque, sencillamente, tiene que hacer pis. Igual que cuando el poeta está jodido siempre tiene tiempo de mirar al que está más jodido que él, cuando la mierda amenaza con ahogarnos, siempre se puede rescatar un tesoro que nos salve. Porque no hay triunfo comparable al de captar de repente la ternura en una escena cotidiana. Ángel, cariño, quítate de en medio que me meo. Ante eso, uno sólo puede apartarse y volver a la cama a dormir, sin sueños quizá, pero agradecido al cuerpo que abraza.

Estos poemas están constantemente apelando a esa esperanza básica, el primer rayo de luz que puede hacer que saquemos la cabeza fuera de la cueva en la que nos escondemos: una voz que nos diga que no estamos solos. Nadie en su sano juicio se atrevería a mirar de frente y pelear con la vida a no ser que escuche estas palabras: estoy contigo. Sobre lo que venga después, no hay engaño: si quieres luchar, tienes que abandonar la comodidad, y disponerte a reflexionar, actuar, decidir. Decidir una y otra vez cuál es tu lugar, sin importar que cuando no se está acostumbrado a pelear, o mejor dicho, cuando lo que nos hace tener que partirnos la cara son las circunstancias y no nuestra naturaleza, lo más probable es que casi siempre salgamos cobrando. Luego ya vendrán las madres, la poesía, nuestras novias o amigos a levantarnos.

No sé a vosotros, pero a mí me tranquiliza saber que hay tipos como Ángel, y si hubiéramos compartido infancia y juventud me hubiera gustado compartir bando. Qué coño, aún somos jóvenes, todavía hay ganas de juegos y peleas, y sí, estamos en el mismo bando. Sea para llegar a Ítaca o hasta el bar de la esquina, que quizá son lo mismo.


Ana Pérez Cañamares

sábado, 25 de septiembre de 2010

Emilia Oliva García, tejiendo y destejiendo por Puerto Gómez Corredera

Emilia Oliva García, tejiendo y destejiendo, por Puerto Gómez Corredera

VIERNES, SEPTIEMBRE 24, 2010

Puerto Gómez Corredera es licenciada en Filología Anglogermánica por la Universidad de Extremadura y se ha doctorado en Filología Hispánica por la Universidad de Pau (Francia). Desde entonces se dedica a la investigación teatral y ha publicado varios artículos, en particular sobre el teatro de Unamuno. Es cofundadora del grupo teatral para estudiantes Théâtraltitude y ha trabajado como profesora de instituto y en la Universidad de Pau. En la actualidad coordina la sección de poesía de la revista digital En Sentido Figurado y escribe cuentos.








Emilia Oliva García, tejiendo y destejiendo
Sin olvidar los anclajes de la literatura y buscando nuevos territorios, Emilia Oliva ha sabido encontrar un estilo propio que ha ido madurando y enriqueciendo a través de sus diversas obras.
Le debe a la tradición el poso de las lecturas. Emilia es consciente de la deuda que cada escritor tiene con los libros que han dejado una huella indeleble en su espíritu, pues sus creaciones son fruto de la maduración de este sedimento. Así cada obra se erige en realidad como una multitud de reflejos de tantas otras. Ecos, sombras, reverberaciones, silencios, cuerpo, materia y espacio son temas que definen la obra de Emilia Oliva.
La modernidad le viene de su búsqueda de nuevos lenguajes que despierten y atraigan al lector huyendo de los caminos ya trillados. No se contenta con exponer un sentimiento, una experiencia sino que hila y pule la expresión para encontrar sus límites y ofrecer una poética original, llena de sentidos y de sensibilidad.

En toda su poesía se pueden encontrar tres denominadores comunes que no son más que piezas de un gran rompecabezas donde la artista va madurando su poética y plasmando su universo: el reflejo, la experimentación y el espacio. Ella misma nos explica que “en (re)fracciones (1997) trato a las palabras como materia y las someto a un juego de reflejos y espejismos, doble lectura del poema y conservo su poder evocador para construir imágenes que permitan asir un sentido trascendente”. En efecto, en este poemario la autora relega la narratividad a un segundo plano, retuerce las expresiones y se distancia del ritmo, la rima y la estrofa convencionales, como también lo hará en sus dos poemarios siguientes torSión (1999) y figuraciones 7/77 (2000). El resultado, como la poeta explica, es una “lengua que se habla a sí misma en un juego de reflejos. Espacialización de fragmentos donde la simultaneidad de la presencia hace surgir una visión inestable que sólo tiene lugar en el momento de la lectura, como un espejismo”.


sólo adquieren sentido los muros
el dédalo de calles
y el orbe todo
en el encuentro

cuando las blancas paredes
se transforman en sábanas
y en el níveo lecho los amantes
escriben
no sólo un epitafio
sino la letanía infinita
del ser
y del no ser

en el rincón proclive
de una calle estrecha
o en un banco de parque

como boya segura

en la deriva



de (re)fracciones
1er Premio de Poesía Ciudad de Zaragoza

De igual manera que en Los ecos y las sombras. Música para un instante antes de morir (2006), Emilia juega con las evocaciones. Así nos lo comenta el profesor José Luis Bernal en su artículo: “Aproximación a la poesía de Emilia Oliva”, publicado en Alcántara (1):
En esta [tercera] parte, amén de otras resonancias, como la del Salmo “De profundis clamavit ad te, Domine…”, encontramos, cuanto menos como lectores, la del famosísimo título de Oscar Wilde, que recoge la larga carta que dirigió desde la cárcel de Reading a su amante Alfred Douglas, en un momento complejo y crítico de su vida, cuando se le desmoronaba el mundo, ante el escándalo y vergüenza social, que le llevó a sacar todo su dolor, el otro lado, oculto, de esa vida exquisita del dandy conocida.
Pero estos reflejos de otras lecturas están enriquecidos por una expresión trabajada donde la poeta busca los límites de la expresividad. En torSión, Emilia como una alquimista mezcla, enreda, hace y deshace al infinito su escritura para explorar todos los recovecos de la palabra persiguiendo una renovación. Ella misma considera el poemario como una indagación de “las posibilidades espaciales de las estructuras poéticas tradicionales para traer la palabra a ras de suelo”.

páginas amarillas


la
en
ciénaga



h
limo de ombres
n


de torSión



(Beca a la Creación de la Junta de Extremadura, 1998. Ed. Ayuntamiento de Zaragoza, 1999)


Es un poemario donde la experimentación y el espacio a través de la disposición de los versos son esenciales para conseguir crear una polifonía de sentidos. Además, al romper con la estructura habitual del texto, recordando el extrañamiento de los formalistas rusos, Emilia busca que los poemas no puedan ser leídos de una manera fluida y que el lector tenga que detenerse y volver a leer para comprender la esencia del poema y sus múltiples posibilidades. La poesía se construye a sí misma a cada lectura, libre. Y es en el último poemario que cierra este ciclo de experimentación donde reúne todos los elementos que definen su poesía: los reflejos de la tradición, la experimentación de la modernidad y el espacio. Ella misma confiesa que enfiguraciones 7/77 “la indagación del texto y del espacio llegará hasta sus últimas consecuencias”.En este último libro se define más que nunca el gusto de la poeta por lo visual explorando nuevas formas fuera de la palabra, como ya lo hicieran los vanguardistas en búsqueda de un sentido plural y de nuevas formas de llegar al público y despertar la curiosidad.


La clave del libro se da en la cita de Juarroz que le encabeza:


Recortar figuras del silencio



como de un cartón de singular consistencia



y armar con ellas un nuevo paisaje
Fueron estos versos los que constituyeron el punto de partida y el hilo conductor de todos los poemas, ya que Emilia se lo toma a pie de la letra y construye un libro sorprendente por el trabajo y la minuciosidad de la autora. Ella misma nos explica el desarrollo: “cogí una cartulina de notas de la Junta que había recibido y recorté una figura en su interior. Después fui cogiendo libros en prosa de las estanterías que respondieran a la anchura de la tarjeta y vaciaba al papel el texto que quedaba dentro de la figura sin retocar nada. Sólo utilicé las páginas 7 y la 77 de cada libro (por darme una norma). Cuando tenía un buen montón de materia verbal, quizá 400 folios manuscritos de texto caótico empecé a organizarlos por ecos y similitudes, a descartar los que no despertaban nada. Si había dos folios que se complementaban aglutinaba los textos en la misma hoja. Puro trabajo de combinatoria. Y poco a poco, se fue dibujando un paisaje bastante urbano y los personajes, los desposeídos de la ciudad.” Lo que puede parecer un mero trabajo de laboratorio no es más que un medio de acercar la palabra a la carne, al cuerpo, modelándola como un artesano, dándole forma para después quitársela en un proceso laborioso de creación para construir nuevos horizontes.



que es preciso reconocerse se asume como una criba en personas que viven al menos por curación sólo cuestión de saber será también llevar potenciar al máximo el tono con todo tipo de gentes –suelen ser más generosas- ya que es una correcta integración la voluntad ajena con nuestras limitaciones


nos aceptamos como fondo


pero no nos aguantamos






de “Caja de ruidos” en Figuraciones 7/77

De la fragmentación y el sin sentido, Emilia consigue construir un nuevo paisaje, pero la poeta se sirve de ello para criticar la sociedad que hemos creado, ya que “lo que se obtiene en figuraciones 7/77 es justamente un reflejo de lo real: un mundo inhóspito lleno de injusticia”, como ella misma confiesa.
El espacio es, como ya se ha podido comprobar, un referente en la obra de la poeta: en torSióncomo referente al sitio en el que se ubican las palabras y los versos para ganar en polifonía y enfiguraciones 7/77, como cuerpo que encierra las palabras en su interior, al igual que el lector las lecturas.
Poemas de la araña, creada para una exposición conjunta (2) titulada “Tres mujeres en un pajar” en la que participan también Yolanda Pérez Herreras y María Jesús Manzanares (3) explora de nuevo los espacios desde otra perspectiva, la geográfica. Varios de los poemas que componen esta serie terminan con la mención de un lugar: el Robledo de Malpartida de Plasencia, Los Barruecos de Malpartida de Cáceres o el Museo de Cáceres. Territorios llenos de significación no sólo por arraigar a la poeta en su en torno, sino por ser sitios emblemáticos del pasado de Extremadura. De este modo, con un lenguaje rico, cuidado y evocador, Emilia rescata un ayer intrahistórico, al proponer ecos de vidas lejanas y lo presenta como fondo común. Los poemas, desde diversas perspectivas espaciales y temporales, giran entorno a un pasado de luchas centrándose en la única batalla realmente importante, la última, la que nos hace iguales, el combate contra la muerte.


si vinieran las huestes
y estuvieran ya próximos
los golpes de los cascos
los relinchos
y tus oídos oyeran
fustigar como bestias
los lomos del caballo

si agazapado, supieras ya
del golpe mortal de la lanza
del incendio voraz de todo lo que hiciste
del fulgor del acero en el aire

si supieras que están ya ahí
sal de la guarida
levanta el rostro y mira altivo
al jinete que avanza
muestra en tus ojos
que nunca calmará su sed
de destrucción
que está atado por siempre al gesto de la espada

de poemas de la araña (inédito)


En esta serie de poemas, Emilia Oliva embarca al lector en una historia cuya narratividad rompe con la poesía experimental de sus inicios, como ya lo hizo en su cuarto poemario: Los ecos y las sombras. Música para un instante antes de morir. Emilia parece recobrar una forma más natural, en “lo que atañe a su expresión, a su léxico y sintaxis, y a su trabazón en la naturaleza de la frase rítmica”, como explica el profesor Bernal “su “voz” última es obviamente emotiva, conmovedora a trechos, y además presenta una intención argumental, una historia, que erradica cualquier atisbo de “absurdo”. Y aunque es cierto que sus versos vuelven a un formato más tradicional, el de la poesía discursiva, la poeta confiesa no “abandonar las incursiones en el terreno de la experimentación poética ligada a la tradición de la poesía visual o la poesía fonética”.

Sin duda, los poemas de Emilia Oliva ofrecen una nueva sensibilidad, pero por encima de todo, se ha de destacar la meticulosidad con que cada poemario está construido, nada es dejado al azar. Ya se ha podido comprobar el arduo trabajo que supuso la gestación de figuraciones 7/77 y no menos han supuesto los demás. Así, por ejemplo, Los ecos y las sombras. Música para un instante antes de morir posee una estructura minuciosamente trabajada como lo hace resaltar el profesor José Luis Bernal.

El nuevo libro tiene una estructura meditada y de orden musical explícita, desde el subtítulo (título suplantado a la postre: “música para un instante antes de morir”), a las partes que lo componen: “Obertura”, primera parte, como auténtico fragmento instrumental que sirve de preludio, con la intención de captar al público, llamar su atención, con un solo poema. “Andante”, segunda parte, que atañe al tempo, moderado, entre adagio y allegro, que cuadra a la perfección al libro y a la voz de la autora, ya preludiado en la “Obertura”, con el “hay que esperar…”, y que es la parte central, con ocho textos más extensos. “De profundis”, tercera parte, en que se rompe la terminología musical, pero que resulta esencial, como declaración de principios, al albergar textos en que el poeta saca a la luz en 6 poemas cortos una historia oculta, en tiempo de verano (recuerdos de infancia o presente doloroso. Presencia del mundo exterior y vivo. Historia ilativa que se descubre en el último poema). [...] La cuarta parte, “Scherzando”, cuyo gerundio durativo va muy bien al tempo del libro, en sólo dos poemas introduce un tono lúdico más aparente que real, y es una alegría y viveza que contrasta con el “De profundis” anterior. Para terminar con el “Finale”, un poema, que nos introduce en el final del día y del libro, en la noche, que nos sumerge en una oscuridad que recuerda la “muerte” del subtítulo, y confirma la importancia que el tiempo, y no solo el “tempo”, tienen en el libro: presentado todo él como un “antes que…”, “mientras que…”, tan fértil en la historia de la poesía, desde Garcilaso hasta Bécquer.


del almendro y el agua

hay un rumor de besos en la acequia
una avanzada
sin palabras
de agua
que arrastra mansamente
ranúnculos, perfumes

flores, como de nieve
y difumina
la copa del almendro en la corriente


hay un lecho de horas en los márgenes
un trasiego
sin tiempo
de silencios
y caen desde el follaje

rayos de luz, esquejes

briznas, casi de cuerpos
y en el limo
la huella de unos pasos que se pierden




de Los ecos y las sombras. Música para un instante antes de morir

Y precisamente en esta unidad que construye Emilia, no hay que olvidar su condición de mujer que aflora también en los poemas visuales que ha ido acompañando el artículo: Horizon (1999),Mediterranée (2007) y Amputación (2009). Si en los dos primeros el lazo de unión está muy claro y pone el cuerpo de la mujer en el centro de la reflexión, el tercero parece romper con los esquemas. Sin embargo, como en su poesía discursiva, todo está entrelazado y así Amputaciónsurge a la vez que un micro homónimo y publicado en la revista En Sentido figurado (4). En él, juega con los textos de las entradas de un diccionario, de tal modo que la poeta nos va definiendo una serie de palabras en relación con la condición femenina como: padre, patíbulo, poder, prosternación, prostíbulo, púlpito, para finalizar con “puta”. Ella misma explica el título y el poema visual: “Lo que desaparece de la palabra es PUTA y queda la raíz AM- y el sufijo -CION que evocan AMAR ACCION. En realidad la amputación en este caso es el germen de una realidad invertida. De fondo, amputación por antonomasia es la sexual, es dar la vuelta a esa realidad de mujer velada, cuyo placer le es negado. Una cierta crítica al patriarcado... El color y la distribución pretendían evocar las marcas de carmín...”. De hecho, en Horizon y Mediterranée constituyen también una crítica de la negación de la emancipación y el goce de la mujer. Si en Horizon Emilia crítica duramente la constricción de la libertad por el velo, en Mediterranée no duda en mostrar la fragilidad del cuerpo vestido de palabras, denunciando un discurso engañoso. Pero este análisis es puesto también de manifiesto en este poema de la Antología de poetas extremeñas (5) donde la mujer y el deseo son puestos en primera línea.
eran días de domeñar el espacio con los puños
rogar lluvia y golpear el vientre de la tierra
los pies desnudos de la infancia y de falsa inocencia

eran días con enjambres de preguntas emprendiendo el vuelo
retornar sin respuesta o volver
las niñas no preguntan

(cómo sería eso de medir palmo a palmo el territorio de un cuerpo
seguir el rastro por caminos sin trazos
sentir el pálpito en la yema de los dedos
decir un nombre, repetirlo, masticarlo
inventar el lenguaje furtivo de los besos
cómo sería afilar contra el vientre la dureza del sexo)





de Eran días de vejez…


En la actualidad tiene dos libros inéditos de los que la propia autora nos habla: “Quien habita el fondo que continúa la línea de indagación amorosa de (re)fracciones pero visto el amor desde la experiencia acumulada aunque siguen trenzándose textos literarios, y Enredos es el reverso detorSión ya que si en éste someto a una vuelta de tuerca a las formas poéticas, en Enredos lo que llevo a cabo son de algún modo ejercicios poéticos.”
En sus poemarios, Emilia vierte su desbordante creatividad, ensartando poco a poco las piezas de un complicado entramado, un minucioso trabajo de orfebre que le permite construir un conjunto coherente, entre tradición y modernidad. Jugando con las normas, con los espacios, con los sentidos de las palabras y los del lector, esta infatigable artista nos ofrece poemas polifónicos, llenos de sensibilidad y energía. Su trabajo ya ha merecido múltiples reconocimientos y estamos seguros de que otros seguirán en adelante.

Notas a pie de página:





  1. n. 65, 2006, pp. 148-154.




  2. En la casa de Pilar Bacas en Las Viñas de la Mata en el Casar de Cáceres.




  3. Cuyas fotos acompañan los poemas de Emilia.




  4. Marzo, 2009, p. 9




  5. Edición de Manuel Miguel Ramos López. Mérida. Dirección General de la Mujer. 2001.

Mi más sincero agradecimiento a Emilia Oliva quien no sólo ha puesto a mi disposición todo el material, sino que ha mostrado gran disponibilidad y por el cariño con que siempre me trata. También quiero agradecer a María Jesús Manzanares su ayuda, pues me ha proporcionado parte del material gráfico que acompaña al artículo. Esta polifacética artista mezcla diversos soportes y materiales para conseguir obras sorprendentes, como se puede comprobar en su blog:http://mariajesusmanzanares.blogspot.com/


Emilia Oliva García(Malpartida de Plasencia, 1957) es licenciada en Filología Románica y en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura. Ha sido profesora de Escuelas Oficiales de Idiomas y en la Facultad de Filosofía y Letras y Cáceres. Actualmente es profesora de francés en un instituto de Enseñanza Secundaria de Zarza de Granadilla (Cáceres). En colaboración con Juan Duarte llevó a cabo la crítica del arte del diario HOY durante la vigencia del suplemento cultural Arrago. Ha colaborado habitualmente con artículos de opinión en la prensa regional, poesía, cuentos y microrrelatos en diferentes revistas, y actualmente pertenece al consejo editorial de la revista literaria En sentido figurado.


Relación de links


jueves, 23 de septiembre de 2010

JARDÍN EN CONSTRUCCIÓN (EMILI SÁNCHEZ RUBIO)



Con este poemario, Emili Sánchez-Rubio (Palma, 1983) fue galardonado con el XX Premio Internacional de Poesía Ernestina de Champourcín. Pero ahí no está toda la emoción. La emoción está dentro de cada una de sus páginas. El poeta en perfecta armonía con la naturaleza. El verso que surge entre los árboles, las piedras, la luz, la sombra, el agua, los pájaros y el tiempo que se lo traga todo. Compuesto durante una etapa de derrumbe emocional, los poemas de jardín en construcción le ayudaron a Emili a salir a flote, y a mí me han ayudado a sentir una bocanada de aire fresco en los pulmones, viciados de tanta catástrofe urbana.
Y para muestra de mi recorrido por la poética de Emili Sánches-Rubio, estos tres poemas escogidos al azar.


Árbol II

Un hombre como yo
llora al mirar un árbol.
Su condición de esqueleto cubierto por la sangre
le lleva a tropezar con todo,
a producir estruendo para llegar a algo.
Un hombre como yo
se acerca al nogal, al pistacho,
al almendro bajo el azote del viento y el palo.
Tal vez espera aprender de sus heridas.
Tal vez una palabra,
el entendimiento de la cáscara que se precipita al suelo.



Fósiles
o vidas atrapadas
en el convento del tiempo.
Piedras, oh piedras...
puñado de mutismos.



Domingo.
Me levanto, bostezo,
enciendo la luz de la cocina.
Bostezo,
apago la luz de la cocina,
me acuesto.

Lunes


Jardín en construcción
Frontispicio de Antonio Gamoneda
Prólogo de Perfecto Cuadrado
Edición: Diputación Foral de Álava